viernes, 19 de diciembre de 2014

BELLAS QUE SUFREN




Mi amiga Nuria hace años que duerme algunas noches con los pies untados en crema, envueltos en film transparente y cubiertos por unas calzas especiales, con el fin de hidratarlos al máximo y evitar las antiestéticas grietas en el talón. A veces realiza la misma operación con las manos o usa el plástico en el pelo, que embadurna con aceite de argán. Ha comprado un sujetador que se pone para dormir y evita las arrugas en el escote, una suerte de armadura negra que le da la apariencia de guerrera medieval y que dota a sus pechos del aspecto de una roca. También se hizo con unos parches de silicona que se aplican en las ojeras y actúan durante la noche, alisando las líneas de expresión y aclarando el tono de la zona. Además se pone tapones para aislarse de los ruidos del ambiente y lleva en los dientes una férula de descarga para evitar apretar y relajar la mandíbula. «Me imagino que has decidido dejar de poner caliente a tu marido para siempre», comenta una del grupo cuando ella detalla su lista de secretos de belleza. «Si te cruzas con uno de tus hijos por el pasillo a media noche se caga del miedo», suelta otra con cachondeo. «Lo de que quiero excitar a mi marido es algo que has dado por supuesto, lo que yo pretendo es ponerle al resto», afirma categórica. «Me gusta sentirme como una geisha, incómoda, sometida a esos correctivos con el fin de deslumbrar, como Cleopatra o Afrodita, de ahí que me pierdan las fajas, los tacones imposibles. No hay que abandonarse, una tiene que exigirse, no hay que compararse, la idea es esforzarse, no hay que conformarse, se trata de sudar. El mundo entero gira en torno al deseo sexual, ¿o acaso pensáis que los tíos se relajan?. Ellos se mantienen en activo hasta el final», proclama con energía y el resto, en silencio, la observamos con una mezcla de temor y respeto.  

jueves, 11 de diciembre de 2014

UN HARÉN DE MACHOS


                                 

La noticia de la semana tiene de protagonista a Leonardo DiCaprio y como decorado el Art Basel de Miami, la feria de arte molona por antonomasia, uno de los lugares donde mirar y dejarse ver si te quieres hacer un hueco en el mundillo de los guapos y triunfadores. La cosa es que Leo, el eterno soltero, el actor crapulón, el rubio talentoso al que persigue la maldición del Óscar (no tiene ninguno pese a haber estado nominado en cinco ocasiones), estuvo el sábado de fiesta en el reservado de una discoteca. Tras tomarse unas copas y alternar el actor salió del local, y aquí viene la bomba, acompañado de veinte tías. A pelo. «Se fue con veinte chicas. Leo y veinte chicas. Él es mi héroe», explicaba un testigo estupefacto ante las preguntas de los numerosos periodistas que se hicieron eco del notición. Casi nueve millones de entradas en Google después el tema ha dado de si y, si bien algunos tildan el gesto de forzado dando a entender que el actor solo quiere resarcirse de la ruptura con Toni Garrn, su última ex, otros han querido ver más allá tomando el asunto como una afrenta al feminismo. Porque, qué hubiera pasado, se preguntan, si la que hubiera salido de la disco rodeada de maromos hubiera sido una mujer. ¿También recibiría trato de estrella?, ¿se calificaría su acción de hazaña como en el caso del actor o seria tildada de extravagancia obscena? Yo no puedo evitar pensar en el engorro de tener que recibir a veinte machos en tu hogar, puliéndose las cervezas, enfrascados en una ruidosa conversación mientras siguen con detalle lo primero que encuentran en televisión, mojando la tabla del retrete y, llegado el momento, haciendo comparaciones absurdas sobre el tamaño de los paquetes. No obstante, dudo que a Leo le haya ido mucho mejor con su harén discotequero pues, ¿alguien conoce a alguna mujer a la que le guste compartir conquista?