viernes, 19 de diciembre de 2014

BELLAS QUE SUFREN




Mi amiga Nuria hace años que duerme algunas noches con los pies untados en crema, envueltos en film transparente y cubiertos por unas calzas especiales, con el fin de hidratarlos al máximo y evitar las antiestéticas grietas en el talón. A veces realiza la misma operación con las manos o usa el plástico en el pelo, que embadurna con aceite de argán. Ha comprado un sujetador que se pone para dormir y evita las arrugas en el escote, una suerte de armadura negra que le da la apariencia de guerrera medieval y que dota a sus pechos del aspecto de una roca. También se hizo con unos parches de silicona que se aplican en las ojeras y actúan durante la noche, alisando las líneas de expresión y aclarando el tono de la zona. Además se pone tapones para aislarse de los ruidos del ambiente y lleva en los dientes una férula de descarga para evitar apretar y relajar la mandíbula. «Me imagino que has decidido dejar de poner caliente a tu marido para siempre», comenta una del grupo cuando ella detalla su lista de secretos de belleza. «Si te cruzas con uno de tus hijos por el pasillo a media noche se caga del miedo», suelta otra con cachondeo. «Lo de que quiero excitar a mi marido es algo que has dado por supuesto, lo que yo pretendo es ponerle al resto», afirma categórica. «Me gusta sentirme como una geisha, incómoda, sometida a esos correctivos con el fin de deslumbrar, como Cleopatra o Afrodita, de ahí que me pierdan las fajas, los tacones imposibles. No hay que abandonarse, una tiene que exigirse, no hay que compararse, la idea es esforzarse, no hay que conformarse, se trata de sudar. El mundo entero gira en torno al deseo sexual, ¿o acaso pensáis que los tíos se relajan?. Ellos se mantienen en activo hasta el final», proclama con energía y el resto, en silencio, la observamos con una mezcla de temor y respeto.  

1 comentario:

  1. No ha mencionado nada acerca de sus hábitos dietéticos pero me imagino que serán de un nivel de exigencia en línea con sus hábitos estéticos. O mucho me equivoco o tenemos un "bonito" ejemplo de persona con serios problemas de autoestima y no me extrañaría nada que con algún trastorno de la conducta alimentaria. Lo que más me ha "gustado" es el "no hay que compararse". Ya. Atentamente, Manuel.

    ResponderEliminar