El próximo fin de semana
llega el estreno cinematográfico más esperado de los últimos tiempos. A partir
del viernes 13 pueden dar por finalizado el invierno pues llega a las pantallas
el señor Christian Grey para hacer entrar en calor a todas aquellas que anhelan
un correctivo. Y no son pocas. Sé de grupos de damas en tropel que ya se han
citado para compartir esa experiencia casi mística. Las imagino con las uñas
clavadas en el asiento mientras el joven ejecutivo pone esposas y reparte
palmadas en las nalgas, extasiadas ante la recreación tangible y visual de
aquello que en su día imaginaron libro en mano. La secuencia del ascensor, el
rato orgásmico en el avión, la primera vez que él le enseña el cuartito de los
juguetes, el polvo cariñoso que Christian decide pegar doblegado, que no es lo
mismo que enamorado. El hecho es claro: las señoras quieren caña. Desde aquí
advierto a novios, compañeros y maridos que la vuelta a casa puede ser
apoteósica y los animo a ponerse a entrenar si desean estar a la altura. Como
el mercado siempre se adelanta a los acontecimientos alguna mente avispada se
ha lanzado con unas tarjetitas de esas que colocan en los coches en las que un
joven ataviado con traje de chaqueta, de torso marcado, se acaricia unas manos
que parecen diseñadas para amasar junto a la leyenda, “¿te has portado mal?”. Prostitutos
del mundo, amantes de gimnasio, compañeros cariñosos de trabajo, aprovechad el
filón pues, si bien el papel hizo a las lectoras fantasear, ahora llega la
versión carne, fluidos y piel. Dos años después del lanzamiento de las novelas,
24 meses más tarde de la propagación de ese “porno para mamás”, vuelve Grey, pero
ahora moreno, musculoso y de verdad. Esperen, me parece escuchar a lo lejos el
sonido claro y repetido de varios «uh, ah, ahhh»…
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