Si eres de esos hombres a los
que a los veinte le gustaban las chicas de veinte pero a los treinta, los
cuarenta y los cincuenta le siguen gustando las de veinte, esto es para ti. Lo
primero que tienes que saber es que tú, en realidad, no le gustas a ellas. Les gusta
tu cartera o están tratando de superar el tema del padre ausente o algún
extraño vericueto de su mente producido quizá por la lectura de alguna novela.
Lo segundo, y no menos importante, es que el mundo está plagado de tías de
bandera, mujeres con muslos y caderas y dos tetas, damas en las que el tiempo
ha dejado la impronta de la experiencia, la capacidad de reír, y de sufrir, que
saben disfrutar de su cuerpo, a las que les gusta conversar y gozar, y que
asumen el paso del tiempo como algo saludable y natural que forma parte de la
vida. Lo tercero es que lo más seguro es que tu cuerpo a los cincuenta parezca
el de un hombre de cincuenta, al igual que tu capacidad sexual, y aunque tú no
lo sepas te aseguro que ella lo sabrá y, lo mas importante, será algo evidente
para el resto. También te diré que te estás perdiendo muchas cosas, que los
amigos o conocidos que se enamoran y comparten su vida con mujeres de su edad
no son unos pringados ni están equivocados. Aquellas que son madres, además de
haber hecho lo más bello que alguien pueda esperar, tienen desarrollado otro
nivel de ternura y una sensualidad muy especial, visible a los ojos de aquellos
con mirada sensible. El cuerpo es materia orgánica que vive en constante
evolución y dejar de cumplir años equivale a no estar en el mundo, y las chicas
que salen en publicidad son modelos maquilladas y retocadas, por las que los años
también pasarán. No te quiero asustar, pero a eso que te dificulta la visión
completa de cierta parte (no tan grande) de tu anatomía cuando estás tumbado
boca arriba, se le llama barriga.
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Me parece que suena como "aviso a los navegantes"...
ResponderEliminarAtentamente, Manuel.
Creo que cualquier cincuentón a quien le gustan las de veinte... ya sabe de sobra que él no le gusta a ellas. Lo bueno de llegar a ciertas edades, es que, aunque no lo parezca, se llega a ser consciente de las limitaciones propias de la edad. Quizás por eso, a la mayoría de los cincuentones, les gusten las de veinte... porque las de veinte, no sólo no lo saben todo, si no que aún están a medio camino....
ResponderEliminarSaludos.