Gloria es invitada a una fiesta en Madrid. Al contarlo en el
trabajo le dice Eva, una compañera, que el mismo fin de semana, por una
historia con su hermana, se marcha a la capital en compañía de su novio. “Vente
en nuestro coche, no hay problema, saldremos a mediodía para evitar que nos
pille la noche” –le ofrece amable. Gloria acepta y el viernes, a la hora de
comer, la recoge en su casa la pareja. Eva le presenta a Diego, su novio desde
hace unos años, que le parece amable y lo que es mejor, conduce a una velocidad
aceptable. Cuando llevan media hora de autovía Eva se queda dormida. Gloria se acomoda
en el asiento de atrás distraída. Pasea la mirada ociosa por el interior del
vehículo cuando se cruza con los ojos de Diego, que la observa a través del retrovisor.
Ella, cortada, retira la mirada con prudencia, segura de que se trata de pura
coincidencia. Entonces él levanta la mano y mueve el pequeño espejo hasta dejar
el punto de mira a la altura de su escote. Eva, intimidada, se cubre con
disimulo pero él lo vuelve a mover hasta el lugar donde se juntan sus muslos.
Ella, con cierto remordimiento, se deja arrastrar por el momento y se acaricia
la pierna desde la rodilla ascendiendo con pausado movimiento. Él suspira y va desplazando
el espejo según donde ella mira. Ella se abre la camisa desabrochando un botón.
Él se lleva la mano hasta el pantalón. Ella se moja los labios y se introduce
un dedo en la boca, él juega con su bolsillo sin ser consciente de la realidad,
ya que conduce a toda velocidad. Cuando ya está al rojo vivo, les adelanta un
coche de policía, que le hace señas para que salga de la vía. Eva se despierta
cuando Diego ya está de pie en el arcén con la puerta abierta. “¿En qué estaba
pensando?” –le pregunta el policía. “He empezado a sentir calor, no me he dado
ni cuenta” –responde arrepentido. El final de la opereta lo protagoniza Gloria,
que desde el asiento de atrás, muy quieta, le indica a Diego con un gesto que
se suba la bragueta.
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Un excelente relato, provoca una sonrisa cómplice, como aquella que se editaba en vertical.
ResponderEliminar:)
Muchas gracias Sergio!
ResponderEliminarMenuda situación... y menudo morbo. Muy buen relato... aunque un poco corto. Me he quedado con ganas de más jajaja
ResponderEliminarBesos.