miércoles, 2 de abril de 2014

LA AMENAZA DEL PIBÓN


«¿Sabéis quien es una morena delgada y estilosa que va con un mini oscuro?» –pregunta la otra tarde una del grupo. «Dices una con muchas tetas que a veces vemos en ese garito de Conde Altea» – añade otra. «¿La alta que a veces se sentaba en la terraza con un perro grande?» –se interesa una tercera. «El perro no era suyo, era de uno con el que estaba liada, un constructor buenorro» – aclara la primera. Todas prestamos atención a la elaboración del retrato robot de esa desconocida cuya vida nos resulta de repente tan intrigante. «Iba al gimnasio de Lorena. Dice que tiene un tipazo increíble, que las tetas son puestas pero muy naturales. Y la barriga plana» –aporta otra. «Conozco a varios de la facultad que estuvieron colgados por ella. Era bastante inaccesible, pero mira, tanto esperar y está soltera» –añaden. Entonces una explica que la chica en cuestión vivió un tiempo en la misma finca que su hermana cuando se casó, y a su cuñado y al resto de amigos les parecía un súper pibón. Que durante esa temporada fueron varios (y algunos de ellos conocidos) los que pasaron por su casa. Que una vecina cotilla y mayor que vivía en el piso de al lado, le dijo que muchas noches la escuchaba gritar, y luego añadió guiñándole un ojo: «y no precisamente de dolor». También dice que le han dicho que le gusta la variedad y que muchas veces los trata sin piedad. Que los tíos se quedan completamente colgados y que no le importa si están solteros, casados o separados. «Yo hace ya tiempo que no la veo, igual se ha marchado de la ciudad, tiene alopecia o está embarazada» –comenta una esperanzada. «No se ha ido» –asegura la que ha iniciado el tema levantando la voz. «¿Y como lo sabes?» –preguntamos. «Es la nueva compañera de despacho de mi marido» – sentencia . Tras guardar un minuto de silencio una al fin suelta: «yo sí que creo que se nota que las tetas son puestas».

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