La
historia que hoy les cuento aconteció hace un par de semanas el día que una
amiga intentó estrechar lazos con su hija adolescente. Llevaba un tiempo Carmen,
mi amiga, alarmada por su hija Paula, una jovencita de dieciocho años alta,
mona y reservada. “Ya no me cuenta nada, siempre está callada, empiezo a estar
preocupada” –me confesaba hace poco. “Déjala, será la edad” –le decía yo para
calmarla. Pero Carmen le insistía y cada vez que veía la oportunidad, se
dedicaba a indagar en los silencios de la joven que solía contestar con un
“estoy pensando en mis cosas”. Un buen día, y provechando un viaje del marido,
Carmen invita a cenar a su hija con la esperanza de que en ese clima de intimidad,
ella se suelte y le cuente. Ya a los postres y habiéndole dejado beber una copa
de vino, decide animarla a hablar. “Paula, ¿como te va? Nunca hablamos” – le
dice. Paula pone los ojos en blanco “No te tienes que preocupar” –responde. “No
me creo que no tengas nada que contar – insiste Carmen contrariada. “Todo va
bien” – contesta la joven. “Mientes” –le dice la madre apretando los dientes.
Paula suspira. “Mira, ya que tienes tanto interés te diré que Pedro, el tío al
que me tiro, la tiene súper pequeña. No solo eso, sino que ayer por la mañana
estuvimos en su casa y no duró más de un minuto. Además insiste en el sexo
oral, cuando a mi lo que de verdad me gusta es el juego anal. Para colmo llevo
casi tres meses sin tener un orgasmo, el otro día se lo dije y casi le da un
pasmo, le echó la culpa a mi consolador, dice que de tanto montármelo sola
luego él no me mola. Te juro que estoy a punto de darle la patada, además, no
estoy enamorada”.
Carmen
se quedó sujetando su copa mientras su hija apuraba un brownie con chocolate y
vainilla. Volvieron a casa sin hablar. Ya en la cama, se arrepintió de
preguntar y pasó la noche sin dormir, intentado asumir el tema sin dejar de
imaginar a su pequeña en su vertiente más obscena, pasándose la virtud por el
forro de su incipiente juventud.
Creo que no le insistiré más a mi hijo cuando lo vea ensimismado en sus cosas.
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