domingo, 15 de diciembre de 2013

EL PEQUEÑO DESLIZ DE OBAMA



Que tu marido tontee con otra delante de tus narices no sólo jode, sino que te hace sentir la marginada de la fiesta, la hermana fea, la chica del grupo a la que cualquier idiota chulea. La era de la información instantánea, digital y global, ha conseguido que todo acontecimiento, independientemente del motivo que lo genere, del alcance y la seriedad, se convierta en un circo. El funeral de Nelson Mandela no iba a ser menos. Y no me refiero al tema del falso intérprete, ese que se pasó la ceremonia traduciendo las palabras de los líderes de Estado a un idioma de signos tan sólo conocido por él, moviendo manos y boca a su antojo para asombro e indignación de la comunidad de sordos y cachondeo del mundo entero. La imagen que ha corrido por las redes como la pólvora es el momento en el que Barack Obama, aburrido en su asiento, decide hacerse un “selfie” (autofoto que se publica online) en compañía de David Cameron y de la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, una rubia lozana de ojos azules y pinta de protagonista de una serie americana de abogados. Mientras el presidente sonríe a tope arrimándose a la danesa en plan colega-que-como-no-quiere-la-cosa-coquetea, Michelle Obama mira al infinito con las manos cruzadas y el gesto pétreo. Luego Barack, que parece no percatarse del mosqueo, intercambia confidencias con la vikinga y se ríe a carcajadas. Pienso en la ira interna de Michelle y en como se tuvo que sentir, como debió de sufrir al ver a su marido echándole el lazo a otra en pleno funeral. Me viene a la cabeza Marilyn Monroe y su “Happy Birthday Mr. President” embriagador y claramente revelador y pienso en Jackie. La imagino cabreada en el sofá de casa, pues a última hora decidió no ir para evitar cruzarse, me figuro, con la sexy actriz. Luego la dama iría al baño y se miraría al espejo con gesto perplejo sintiéndose noqueada ante el numerito de esa estrella entregada. La señora Obama, por lo menos, ha podido contar con ese arma tan efectiva y terapéutica como es el WhatsApp, a través del cual se habrá podido desahogar con sus amigas. “Lo que tengo que aguantar”, “A la rubia la voy a matar”, “No se puede ser tan capullo”…– habrá escrito en el coche de vuelta a casa. Jackie en cambio tuvo que apechugar en solitario, digerir el momento a pelo, aguantando el tipo como años más tarde lo hizo Hillary Clinton. Fue en su primera aparición tras hacerse público el encuentro erecto-oral que tuvo su marido en el despacho oval. El vestido salpicado de la becaria Lewinsky y los detalles, reconstrucciones y declaraciones que se publicaron tras el asunto, no bastaron para robarle la sonrisa a esa dama poderosa.
Cenando la otra noche con amigas por la zona de Cánovas, rodeadas de dos mesas de tíos disfrutando de su fiesta de empresa, pudimos comprobar como, al acercarse varias señoritas ofreciéndoles invitaciones para tal o cual local, ellos, sin distinción, reaccionaban con la misma cara de idiota, abrumados por la cercanía y por el candor de esa juventud, tomando los papelitos con gesto entregado. Una hora más tarde seguro que entraron al pub motivados por la esperanza de obtener algo más, porque el hombre es ese ser que vive con la esperanza permanente y engañosa de conseguir siempre el mismo objetivo. Como el perro fiel al que le lanzas la piña y te la entrega juguetón, activo y eficiente, una y otra vez, sin tener consciencia de lo que ha ocurrido inmediatamente antes ni de lo que va a suceder después. Por ello aprovecho el momento para transmitirle a todos los padres, hermanos, primos, amigos, novios, maridos y a los presidentes de Estados Unidos, que aunque ya os conocemos, pese a que sabemos de qué va el tema, de verdad podríais ahorraros esas escenas, y que esas chicas que te dan bola delante de tu pareja, las que quieren guerra aunque saben que en casa es otra la que te espera, de verdad no valen la pena. Termino con un mensaje para la primera dama: Michelle, desde aquí espero que le tengas varias semanas alejado de tu cama.

3 comentarios:

  1. A la atención de Elena Meléndez:
    "el hombre es ese ser que vive con la esperanza permanente y engañosa de conseguir siempre el mismo objetivo."
    Me pregunto qué pensaría usted si leyera u oyera esto de la pluma o boca de un hombre:
    "la mujer es ese ser que vive con la esperanza permanente de conseguir siempre el mismo objetivo."
    P.D.: me gusta cómo escribe usted, al menos no utiliza la 3ª persona para hablar de sí misma...
    Atentamente, Manuel.

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  2. Anónimo, si le gusta como escribo es que ya me ha leído con anterioridad, por lo tanto sabrá que el sentido del humor y la parodia forman parte de muchos de mis artículos. Le agradezco el comentario y espero no se haya sentido ofendido ante esa afirmación con la que, en el fondo, pretendo llevar al límite uno de los clichés que habitualmente se le atribuye a su género.
    Gracias!
    Un saludo.

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  3. Gracias por contestar. No me he sentido ofendido en absoluto porque, evidentemente, hay mucho de verdad en lo que escribe, simplemente intentaba aportar mi granito de arena al acercamiento entre dos mundos tan alejados, desgraciadamente, como el femenino y el masculino.
    Atentamente, M.
    P. D.: "odio" esa nota que dice "demuestra que no eres un robot"

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