Estando el otro día en la
Malvarrosa rodeada de familias, ancianos, madres con niños y jóvenes lozanas,
inicio una reflexión acerca del tiempo y de cómo influye de manera desigual en mente
y cuerpo. Así llego a la conclusión de que Valencia es una ciudad complicada cuando
empiezas a cumplir años, especialmente si eres mujer. El clima casi tropical
que gobierna la mayoría del tiempo, la hegemonía del sol, las terrazas, las
discotecas cuyo único techo es el cielo, lo plano del suelo, el uso del tacón,
la ropa escueta, los escotes, las melenas doradas, la piel bronceada. Una de
las señales es la proliferación de peluquerías, centros de belleza, salones spa
y toda una gama de establecimientos destinados a mejorar la imagen personal. Luego
está la moda de los entrenadores personales, los centros de gimnasia pasiva, la
epidemia de los corredores, los gurús de la medicina estética que, a golpe de
aguja, luchan contra el deterioro natural en el rostro de las pacientes que
acuden a sus consultas en busca de la panacea. Hace solo un mes unas fotos de
Veronica Lario, ex mujer de Silvio Berlusconi, propiciaron un debate en Italia.
Las instantáneas fueron publicadas por la revista “Chi” y en ellas aparece la
dama a sus casi 60 años vestida de manera informal con coleta, pantalones
estrechos y botas de montar. El artículo hace referencia a los supuestos kilos
de más que luce Veronica y añade los cometarios de algunos cirujanos estéticos
que proponen cuales serían, en su opinión, las intervenciones a las que podría
someterse ella si quisiera mejorar su aspecto. Numerosos medios aprovecharon la
ocasión para platear una reflexión sobre el tema tomando la voz de miles de
mujeres que reivindicaron el derecho a envejecer. El de Veronica y el del
resto. Pese a que parece que la maniobra se trata de una pequeña estrategia
personal del Cavaliere, que ha querido atacar a su ex dándole (o eso es lo que piensa
él) donde más le duele, la respuesta de la actriz no se ha hecho esperar y ha
calificado la acción como “un ataque inaceptable a las mujeres que quieren
envejecer sin complejos”, para a continuación plantear una cuestión: “¿qué
ejemplo damos a las niñas de 16 años que
piden una liposucción como regalo de cumpleaños?”.
Recientemente una atractiva
amiga soltera que luce unos estupendos 50 y además es lista y competente, me
comentaba que hace tiempo, y en referencia a su posición respecto a los
hombres, se siente invisible. Se queja además de la falta de locales de ocio
para gente de su edad, de cómo el que fuera su marido, al igual que la mayoría
de los ex de sus amigas, ha buscado una segunda oportunidad en brazos de
treintañeras. Le da la impresión de que los pocos varones de su quinta que aún permanecen
solteros, o bien tienen un problema de seguridad,
o bien un conflicto con su sexualidad. Con hijos independientes, goza de tiempo
libre que suele dedicar a leer, hacer deporte o ir al cine cuando la realidad,
aunque les pese a las defensoras de la autosuficiencia, es que a veces en
secreto sueña, cuando se mete en la cama, que le parece escuchar a su espalda
la respiración del hombre al que ama. «¿Y sabes lo peor?», pregunta. «Que
nosotras somos las primeras que criticamos a las famosas de las revistas, a
conocidas o a compañeras tratando sin piedad los estragos de la edad»,
sentencia.
Urge que entre las damas de
esta ciudad se refuerce el tema de la solidaridad. A la práctica se traduce en
no criticar al resto con el mínimo pretexto, en que si una ve a otra mujer con
unos kilos de más no diga “está abandonada”, sino que piense para sí misma que
quizás está atravesando una mala temporada, en pasar de los tíos casados o
emparejados, en no ir de zorrón si en la misma mesa hay sentadas otras mujeres de
más edad o físico más discreto, en no hablar mal de la ex de tu novio o marido
ni juzgar a las otras por su posición, su bolso o su ropa. Fundamental esta
lección: el tiempo pasa volando y de un día para otro se puede revertir tu
situación.
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