A la señora Martínez nunca se le pasó por la cabeza que
pudiera encontrar el placer de una manera desconcertante. Tras casi veinticinco
años de matrimonio y con tres hijos mayores, su vida sexual se limitaba a
escasos encuentros puntuales tras algunas ocasiones especiales. Con llegada del
verano deciden alquilar un apartamento en Las Marinas de Denia. A su llegada lo
encuentra sencillo y un tanto envejecido pero no le importa, pues está a pie de
playa. La segunda noche está trajinando en la cocina cuando recibe la llamada
de una amiga. Distraía habla al móvil apoyada en la lavadora cuando a los pocos
minutos, se inicia el centrifugado. Tras el sobresalto inicial y las risas
oportunas, termina la conversación y cae en la cuenta de que el constante meneo
del desvencijado aparato, ha despertado dentro de ella un breve chispazo de
gozo, una suerte de corriente eléctrica que ha recorrido su cuerpo desde las
bragas hasta la punta de los pies en cuestión de segundos. Curiosa, la noche siguiente
se sienta sobre la máquina y espera el momento que llega gradual y constante.
La señora Martínez aprieta entonces las piernas y se aferra al aparato con
ambas manos para alcanzar un clímax profundo y poderoso surgido de las mismas
entrañas de su propia feminidad, tantos años latente y ahora avivada por el
terreno de lo doméstico por obra y gracia de un rudo electrodoméstico. Noche
tras noche espera su momento impaciente hasta el punto de que, gracias a unas
velas y una copa de vino, termina convertido en ritual. A su marido, no le pasa
inadvertido el cambio producido y a los pocos días, la busca por la casa
hechizado, intuyendo quizás esa excitación vigorosa en la sensualidad de su
esposa. El resto del verano la dama se debe repartir entre la acción renovada
de su alcoba y el placer consumado hallado junto a la intimidad de la vieja
lavadora. Pues es bien sabido que la mujer colmada se siente dichosa, bien sea
por obra del acto físico, bien por la intervención de la oportuna imaginación.
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Cualquier manera es válida cuando se trata de alcanzar placer... Que pruebe con la secadora, que es más rápida.
ResponderEliminarSaludos.
En el Mercadona grande, el del passeig del Saladar, ya se comenta el tema, ya.
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