viernes, 11 de abril de 2014

EL MORBO DE SU ESTADO




Confiesa un amigo en voz alta que le dan morbo las embarazadas. Lo dice en plan casual, en el transcurso de una conversación sobre el impulso sensual. Explica que las mujeres gestantes tienen como un halo virginal, un aura de inaccesibilidad, una carga sagrada, por no hablar de lo evidente, que es la parte exuberante. «Hay que ser muy guarro, ahí se nota que eres soltero» –le dice una. «¿Y eso qué tiene que ver?» ­–pregunta. «Si hubieras convivido con una embarazada sabrías la verdad. ¿Nadie te ha hablado del vello, las estrías, las nauseas, las piernas hinchadas y las tetas desbordadas?» –le espeta. «Pues a mi me ponías muy caliente» –suelta el marido de la interesada. Ella sonríe y le da un codazo. Otra sale en defensa del primero y explica que, en su opinión, esa querencia por las damas en estado deja entrever que se trata de un tipo sensible. Que es la prueba de que respeta a la mujer como ser, siendo capaz de dejar lo sexual a un lado, aceptando su feminidad y apreciando la belleza del esplendor maternal. Es entonces cuando el marido que se ponía caliente la contradice diciendo que no se trata de sensibilidad. Que lo que  motiva en realidad a un hombre es pensar en lo que ha hecho la embarazada en cuestión para quedarse en estado. «Nuestra mente funciona por estímulo-reacción. Cuando vemos la barriga imaginamos a la portadora enroscada en una sesión de sexo, consumada además por esa carga divina que culmina con la procreación. Es como mirar bajo la cama y encontrar un condón usado. En jerga jurídica se llamaría hechos probados» – sentencia. El resto escuchamos desconcertados. Su mujer abandona la sonrisa y le clava la mirada. Él se intenta justificar argumentando que se trata de un pensamiento banal, pero es tarde. En el aire, enrarecido, se ha instalado una duda que crece como un soufflé: ¿se trata nuestro amigo de un pervertido?

1 comentario:

  1. Estoy con tu amigo, una mujer embarazada tiene bastante morbo. Aunque no sabría explicarte muy bien el porqué, ni tampoco si las razones expuestas por ambos son ciertas.
    Tiene morbo y punto, para qué romperse la cabeza jajaja
    Saludos.

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