lunes, 2 de febrero de 2015

TEÓRICOS DE LO SEXUAL



Leo en un artículo que se han puesto de moda las escuelas de sexo en nuestro país. El texto narra como a las alumnas de “técnica oral” se les entrega una banana al entrar a la clase y, tras una parte de teoría, en la que son instruidas en la historia de esta práctica ancestral poniendo como ejemplo el caso de la habilidosa Cleopatra, pasan a la acción demostrando la aprendido con el fruto. En otra de las aulas se imparte bondage. Los allí inscritos aprenden a manejar el látigo o las esposas con el fin de obtener placer a través del dolor, una disciplina muy en boga, según cuentan, gracias a la influencia del señor Christian Grey. Citan el caso de una profesora de práctica tántrica que imparte lecciones a parejas formándolos en el masaje e incidiendo sobre la forma de tocar, pues no es lo mismo agarrar que posar las manos sobre el cuerpo del otro y hacerlo vibrar. Me informo y en casi todas estas academias las clases son de carácter grupal. No puedo evitar pensar en lo embarazoso del tema cuando, al encontrarte con alguno de tus colegas de la escuela yendo acompañado, tengas que dar la información con frases como «es una chica que viene a mi clase de felación», o «vamos juntos al curso de técnicas de sumisión». Otro punto peliagudo será el momento de grabar en el teléfono el número de algún alumno, algo que me imagino en plan “Merche taller autoplacer” o “Javi curso anal”. Más allá de nomenclaturas la cuestión es ¿se puede aprender de sexo? Según algunos se trata de instinto animal, para otros es mental y tiene su origen en el pensamiento. Otro sector, en mi opinión más acertado, aconseja centrarse en la parte de la seducción, esa fase intermedia donde ser receptivo y mostrar lo mejor de uno mismo. Sino estos aprendices corren el riesgo de convertirse en teóricos de lo sexual, un peligro en un terreno donde pasar a la acción parece ser la clave del asunto.




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