Si eres de esos hombres a los
que a los veinte le gustaban las chicas de veinte pero a los treinta, los
cuarenta y los cincuenta le siguen gustando las de veinte, esto es para ti. Lo
primero que tienes que saber es que tú, en realidad, no le gustas a ellas. Les gusta
tu cartera o están tratando de superar el tema del padre ausente o algún
extraño vericueto de su mente producido quizá por la lectura de alguna novela.
Lo segundo, y no menos importante, es que el mundo está plagado de tías de
bandera, mujeres con muslos y caderas y dos tetas, damas en las que el tiempo
ha dejado la impronta de la experiencia, la capacidad de reír, y de sufrir, que
saben disfrutar de su cuerpo, a las que les gusta conversar y gozar, y que
asumen el paso del tiempo como algo saludable y natural que forma parte de la
vida. Lo tercero es que lo más seguro es que tu cuerpo a los cincuenta parezca
el de un hombre de cincuenta, al igual que tu capacidad sexual, y aunque tú no
lo sepas te aseguro que ella lo sabrá y, lo mas importante, será algo evidente
para el resto. También te diré que te estás perdiendo muchas cosas, que los
amigos o conocidos que se enamoran y comparten su vida con mujeres de su edad
no son unos pringados ni están equivocados. Aquellas que son madres, además de
haber hecho lo más bello que alguien pueda esperar, tienen desarrollado otro
nivel de ternura y una sensualidad muy especial, visible a los ojos de aquellos
con mirada sensible. El cuerpo es materia orgánica que vive en constante
evolución y dejar de cumplir años equivale a no estar en el mundo, y las chicas
que salen en publicidad son modelos maquilladas y retocadas, por las que los años
también pasarán. No te quiero asustar, pero a eso que te dificulta la visión
completa de cierta parte (no tan grande) de tu anatomía cuando estás tumbado
boca arriba, se le llama barriga.
viernes, 13 de febrero de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
VUELVE GREY DE CARNE Y HUESO
El próximo fin de semana
llega el estreno cinematográfico más esperado de los últimos tiempos. A partir
del viernes 13 pueden dar por finalizado el invierno pues llega a las pantallas
el señor Christian Grey para hacer entrar en calor a todas aquellas que anhelan
un correctivo. Y no son pocas. Sé de grupos de damas en tropel que ya se han
citado para compartir esa experiencia casi mística. Las imagino con las uñas
clavadas en el asiento mientras el joven ejecutivo pone esposas y reparte
palmadas en las nalgas, extasiadas ante la recreación tangible y visual de
aquello que en su día imaginaron libro en mano. La secuencia del ascensor, el
rato orgásmico en el avión, la primera vez que él le enseña el cuartito de los
juguetes, el polvo cariñoso que Christian decide pegar doblegado, que no es lo
mismo que enamorado. El hecho es claro: las señoras quieren caña. Desde aquí
advierto a novios, compañeros y maridos que la vuelta a casa puede ser
apoteósica y los animo a ponerse a entrenar si desean estar a la altura. Como
el mercado siempre se adelanta a los acontecimientos alguna mente avispada se
ha lanzado con unas tarjetitas de esas que colocan en los coches en las que un
joven ataviado con traje de chaqueta, de torso marcado, se acaricia unas manos
que parecen diseñadas para amasar junto a la leyenda, “¿te has portado mal?”. Prostitutos
del mundo, amantes de gimnasio, compañeros cariñosos de trabajo, aprovechad el
filón pues, si bien el papel hizo a las lectoras fantasear, ahora llega la
versión carne, fluidos y piel. Dos años después del lanzamiento de las novelas,
24 meses más tarde de la propagación de ese “porno para mamás”, vuelve Grey, pero
ahora moreno, musculoso y de verdad. Esperen, me parece escuchar a lo lejos el
sonido claro y repetido de varios «uh, ah, ahhh»…
lunes, 2 de febrero de 2015
TEÓRICOS DE LO SEXUAL
Leo en un artículo que se han
puesto de moda las escuelas de sexo en nuestro país. El texto narra como a las
alumnas de “técnica oral” se les entrega una banana al entrar a la clase y,
tras una parte de teoría, en la que son instruidas en la historia de esta
práctica ancestral poniendo como ejemplo el caso de la habilidosa Cleopatra,
pasan a la acción demostrando la aprendido con el fruto. En otra de las aulas
se imparte bondage. Los allí inscritos aprenden a manejar el látigo o las
esposas con el fin de obtener placer a través del dolor, una disciplina muy en
boga, según cuentan, gracias a la influencia del señor Christian Grey. Citan el
caso de una profesora de práctica tántrica que imparte lecciones a parejas
formándolos en el masaje e incidiendo sobre la forma de tocar, pues no es lo
mismo agarrar que posar las manos sobre el cuerpo del otro y hacerlo vibrar. Me
informo y en casi todas estas academias las clases son de carácter grupal. No
puedo evitar pensar en lo embarazoso del tema cuando, al encontrarte con alguno
de tus colegas de la escuela yendo acompañado, tengas que dar la información
con frases como «es una chica que viene a mi clase de felación», o «vamos
juntos al curso de técnicas de sumisión». Otro punto peliagudo será el momento
de grabar en el teléfono el número de algún alumno, algo que me imagino en plan
“Merche taller autoplacer” o “Javi curso anal”. Más allá de nomenclaturas la
cuestión es ¿se puede aprender de sexo? Según algunos se trata de instinto
animal, para otros es mental y tiene su origen en el pensamiento. Otro sector,
en mi opinión más acertado, aconseja centrarse en la parte de la seducción, esa
fase intermedia donde ser receptivo y mostrar lo mejor de uno mismo. Sino estos
aprendices corren el riesgo de convertirse en teóricos de lo sexual, un peligro
en un terreno donde pasar a la acción parece ser la clave del asunto.
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