lunes, 17 de febrero de 2014

AMOR ABIERTO




He aquí una gran contradicción: la infidelidad está de moda, al mismo nivel que lo está la estabilidad. Coincidiendo con el boom de páginas web para infieles, donde para entrar tienes que tener a alguien a quién engañar, resulta que en Hollywood se pone de moda la pareja estable y con hijos, en un retorno al modelo convencional. Y aquí el dilema: algunos no desean la separación, pero tampoco quieren quedarse fuera de circulación. De ahí que la monogamia quede como una convención pendiente de revisión. Conozco un matrimonio que ha decidido abrir una puerta, levantar la veda, entrar en el terreno de lo que se conoce como pareja abierta. Una vez al mes, y además han acordado que sea a la vez, tienen licencia para quedar, charlar, cenar o intimar con otro. Pese a lo loco del asunto, entre ellos han pactado una reglas que no se pueden saltar: será sólo ese día y no más, la vuelta a casa no será después de las 6 de la madrugada, lo ocurrido durante la velada no se hablará, pues está prohibido preguntar. En las citas tendrán que evitar la zona del centro y escoger lugares en las afueras de la ciudad o espacios interiores. Me dice la esposa que empezaron un año atrás para superar una crisis. Cuenta que al principio pensaba que la cosa acabaría mal, pero que les ha ido fenomenal. Durante el mes se comportan de manera normal pero, y gracias al secreto compartido, han visto aumentar su complicidad. El día D ninguno se puede enfadar ni hay lugar para el remordimiento, pues los dos tienen la atención puesta en su propio divertimento. «¿Y si alguno no tiene con quién quedar?» –pregunto. «No siempre hay sexo, a veces es un cine o una cena con un ex. Lo que a mi me engancha es la sensación de libertad» – explica. «¿Y los otros también están  casados?» –me intereso. Ella entorna los ojos y me dedica una sonrisa cómplice: «No te imaginas lo amplio que es el mercado» – asegura.

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