Imaginen el siguiente
titular: “El gobierno propone el uso de pañuelos reutilizables tras la
eyaculación”. El texto haría referencia a los métodos de recogida del fluido
masculino y, abogando pretextos ecológicos, recomendarían soluciones
alternativas a la ducha o a los pañuelos desechables, como utilizar una concha
marina o retenerlo hasta encontrar el momento más adecuado para su expulsión.
Presupongan que los principales diarios del país lo recogiesen en portada y que
el tema suscitara un animado debate sobre el destino final de esas poluciones,
con el fin de dar con la solución más natural. Imaginen además, ya puestos a
imaginar, las opiniones de internautas osados que propusieran que dicho
material se pudiera utilizar como combustible espacial o para pintar la segunda
parte del Guernica. Como la ficción siempre queda superada por la realidad esta
semana la CUP nos ha regalado el titular de verdad, en el que insta a las
mujeres a utilizar remedios alternativos para el sangrado mensual como la copa
menstrual o la esponja. Estos datos, que forman parte de un escrito que el
partido ha presentado con el fin de instruir a los jóvenes durante la pubertad,
han despertado el interés de muchos medios que los han situado en primera plana. Luego ha llegado el cachondeo y
el debate feminista sustentado en el derecho de las damas a exponer y a
escoger, en este caso entre compresa, tampax o esponja. Algunas voces se han
alzado en contra del retroceso que suponen ciertos métodos que merman la comodidad
de la mujer en “esos días” cuando el
problema real, el verdadero paso atrás, reside en que la intimidad de la mujer
sea, una vez más, cuestionable y noticiable, como el tamaño de los pechos o el
tipo de rasurado. Igual yo no me he enterado y la última encuesta del CIS
situaba la regla por delante de la sucesión o de los incontables casos de
corrupción.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario