El acto sexual es, de entrada, una acción física que también
abarca el componente mental, el sensorial y la parte emocional. El tacto, el
olfato y la vista, por lo animal del asunto, parecen repartirse el botín del
placer consumado pero, más allá de estas primarias pulsiones, encontraríamos
otro elemento fundamental: la palabra. Sentencias, órdenes o susurros que nos
comunican con el partenaire y pueden caldear o enfriar el ambiente según el uso
y la idoneidad. Pero ¿qué ocurre cuando la lengua nos es ajena? ¿en el terreno
de lo fogoso necesitamos de traducción?
Para ilustrar el dilema tomo el ejemplo de mi amiga Isabel,
urbanita empedernida que, el pasado mes de agosto en las fiestas de Favara, se
ligó a Pasqual, panadero morenazo y bien plantado, oriundo de la zona. Tras
tomar un par de copas y en el fragor de la verbena, le suelta el mozo a
bocajarro: “Si t’agarre, t’esgarre”.
Isabel que “nunca lo había hecho en valenciano”, según sus propias palabras, se
puso como una moto ante la sonoridad rotunda de esa afirmación bestial que, por
primera vez, alguien regalaba a sus oídos. El tal Pasqual, en vista del éxito
obtenido, y estando la cosa clara, se aventuró con la segunda bomba: “Amorra’t
al piló”. Ella, sin entender del todo,
asoció en su mente “piló” con “pililón” y se entregó sin reservas a esa exótica
aventura rural, que vio explosionar en pareja al oírle entonar: “Estic
que m’escòrrec”. El acto se consumó con
fuegos artificiales y mi amiga pasó las fiestas disfrutando del jolgorio y de
la excitante inmersión lingüística.
Isabel volvió a la ciudad con la idea de aprobar el mitjà, y vio pasar por su cama a Peres, Arnaus y Joans, consciente del influjo que la lengua autóctona
ejerce en su voluntad. Lo diferente estimula la mente y dirige nuestro criterio
hacia aquello que reviste misterio. Como la propia Isabel confesó sobre sus
nuevas conquistas de alcoba: “Pardal que vola, a la cassola”.
Excelente entrada, ché, m'ha agradat un muntó.
ResponderEliminarLo mejor que he leido hace muchisimo tiempo. He llegado a llorar de risa. Enhorabuena
ResponderEliminar¡¡¡Genial!!! me ha gustado mucho, el que no es de aquí no se si lo entenderá, el valenciano es la lengua más descriptiva que hay.....¡¡¡quina barbaritat!
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