viernes, 9 de marzo de 2012

Mi columna de hoy de Las Provincias. LOS PELIGROS DE LA VIDA DISIPADA


Me contaba un amigo algo crápula, de esos que pica de flor en flor, que tras años de relaciones breves e intermitentes con mujeres despampanantes, comienza a sentirse desubicado. No es el único. Me llegan desde hace tiempo confesiones de hombres y mujeres, amantes de la vida disipada, que ya no le encuentran la gracia a tanto desparrame. El acto sexual puntual, tanto tiempo considerado como elemento de la modernidad, derivó en una suerte de promiscuidad colectiva y aceptada, símbolo de una pretendida libertad. Pero la realidad es que en esa entrega física, aparentemente superficial, se comparte mucho más que piel y fluidos.

El ser humano, tan sensible a cualquier estímulo exterior, no es capaz de deslizarse por la superficie de ese encuentro trascendental para el que cada cultura, religión o creencia ha elaborado su particular manual de uso y disfrute. No somos animales, por mucho que algunos insistan en hacérnoslo creer, y por ello no es posible separar el cuerpo de la mente cuando la lujuria está presente, pues no siempre el deseo o la pasión han de verse colmados con una penetración. Seamos creativos y exploremos más allá de ese impulso inicial, conozcámonos, hablemos, valoremos y respetemos nuestro espíritu sin exponerlo antes de tiempo a la crudeza de nuestra supuesta naturaleza.

Cierto recogimiento sensitivo es clave para crecer en otros ámbitos y estar en comunión con nuestros actos. De ese modo, derivando nuestras relaciones por caminos más mentales y menos corporales, veremos completados ciertos aspectos de nuestra conciencia que parecían encontrarse en estado de latencia. Desde aquí abogo por un viraje hacia terrenos más castos y apuesto por el sexo en pareja. Nunca el placer vive mejores momentos que los avivados por el mutuo conocimiento, si además, el deseo es compartido y la pulsión pura, no se me ocurre mejor aventura.

1 comentario:

  1. Cierto es que puede haber amor sin sexo y sexo sin amor, pero ninguno en solitario puede equipararse a ambos juntos.
    También creo que todo puede ser válido en el amor, pero desde mi punto de vista, las mejores relaciones sexuales se tienen con personas a las que conoces muy bien. El problema es buscar "la recompensa fácil", que además suele ser fácilmente encontrable fuera de la pareja, y esto sumado a lo complicado que es llevar una vida independiente a la par que mantener una relación de pareja plena (con su vida sexual plena también), hace que mucha gente tome el camino fácil, y en vez de reconocer que no quieren esforzarse o que cuando lo han hecho les ha salido mal, prefieren decir: ¡Esto es lo mejor!

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